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Los 10 principales errores en la gestión de riesgos laborales ergonómicos en hospitales y geriátricos.
- 15 mayo, 2021
- Publicado por: CENEA
- Categoría: BLOG
Prevenir riesgos ergonómicos en hospitales y geriátricos.
Muchos profesionales del sector de la salud, saben que los riesgos ergonómicos en hospitales, clínicas y centros residenciales no se gestionan con eficiencia.
Este hecho se confirma con las estadísticas de problemas de salud del personal de enfermería y los trastornos musculoesqueléticos (TME) que son la sombra compañera de quienes trabajan en este sector.
Ante estas evidencias, en CENEA consideramos indispensable facilitarte un análisis que identifique los errores que se cometen,
… cuya consecuencia son la accidentabilidad y enfermedades profesionales por sobreesfuerzo que tenemos hoy en día.
Un ejercicio gracias al que indentifiquemos malas prácticas, pongamos en alerta a los responsables de la gestión, y gracias a ello se desarrollen soluciones efectivas.
¿Te interesa conocerlo?
Índice
Toggle– Errores en la prevención y gestión de riesgos ergonómicos en hospitales y geriátricos.
Empecemos con un resumen de los diez principales errores que habitualmente identificamos cuando visitamos los centros.
Son los siguientes:
- Formación únicamente en técnicas manuales de movilización.
- Formación en uso de ayudas técnicas pero las ayudas nunca llegan al centro.
- Los pacientes o residentes parcialmente colaboradores, se pueden movilizar manualmente y no necesitan ningún tipo de ayuda técnica.
- Después de la baja de una lumbalgia, el trabajador estará curado gracias a los medicamentos y puede asumir el trabajo de igual manera que antes de la lesión.
- No hay conciencia sobre los posibles daños que pueda padecer nuestro cuerpo cuando se movilizan pacientes.
- Adquisición de equipos y ayudas menores que nos vende una casa comercial, sin saber exactamente que requiere la unidad de hospitalización o sin conocer los requerimientos específicos de equipos de la unidad. No todas las unidades son iguales, ni todos los pacientes necesitan el mismo equipo.
- Herencia de mobiliario no adecuado hacia otras áreas o unidades de pacientes menos dependientes, pero que con el tiempo se hacen dependientes.
- Asumir que el auxiliar de enfermería debe rehabilitar al paciente mientras realiza sus tareas de higiene, curas y asistencia.
- Dirección del centro poco comprometida con la gestión de los riesgos, bajas y accidentes para dar soluciones que deriven desde su responsabilidad y no solamente desde recursos humanos o prevención de riesgos.
- Equipos o ayudas técnicas obsoletas, en mal estado de funcionamiento sin gestión de mantenimiento.
Ahora que los conoces, veamos un detalle completo de cada uno y sus consecuencias.
1) Formación únicamente en técnicas manuales de movilización.
Desde los años 90 se iniciaron las escuelas de espalda que contribuyen a concienciar de los posibles daños que puede sufrir la espalda ante ciertos movimientos.
De allí se derivan un montón de técnicas a la hora de realizar una maniobra o movilización, las cuales dependiendo del tipo de paciente y su condición clínica, deben seguir una serie de pasos para ejecutar por ejemplo:
- una movilización de la cama a la silla de ruedas de un paciente no colaborador manualmente de la mejor manera, intentando que la espalda sufra lo menos posible.
Esta movilización se realiza de manera manual reduciendo la cantidad de movimientos y por ende el esfuerzo.
Pero aun así no es suficiente para evitar la fuerza que se está generando al interior del disco intervertebral, donde la única manera de realizar una movilización como estas, sin que el disco intervertebral sufra, es mediante una grúa pasiva.
El fortalecimiento muscular contribuye efectivamente a sostener la columna vertebral más sana.
Sin embargo a la hora de movilizar a una persona nos exponemos a fuerzas internas que superan los límites de tolerancia de la población y por ello no es suficiente con tener:
- una espalda fuerte,
- una musculatura robusta,
- o flexionar las rodillas a la hora de movilizar.
Esto es así debido a que la carga o el peso del paciente en la movilización, incide en poder dañar nuestros discos intervertebrales.
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2) Formación en el uso de ayudas técnicas, pero las ayudas nunca llegan al centro.
En cuantos hospitales y centros, de un tiempo a esta parte se ha iniciado un boom de formaciones específicas de movilización de pacientes, usando:
- las grúas pasivas,
- las sabanas deslizantes,
- las tablas deslizantes, etc.
Estas formaciones llegan al personal de enfermería y son bien aceptadas.
Sin embargo se realizan con equipos que no pertenecen a su área o unidad de trabajo, o bien con equipos prestados por las empresas que venden o distribuyen los equipos.
Una vez el personal se encuentra en su día a día, no cuenta con aquellos equipos que aprendió a utilizar, o bien se encuentra con otros diferentes que no estuvieron presentes en la formación, siendo ineficiente.
Los recursos destinados a formaciones con equipos deben realizarse con aquellos que tiene a disposición del personal, una vez han sido adquiridos y no antes.
3) Los pacientes o residentes parcialmente colaboradores, se pueden movilizar manualmente y no necesitan ningún tipo de ayuda técnica.
Cuando hablamos de pacientes parcialmente colaboradores, nos referimos a aquellos que tienen algo de capacidad motriz para ayudarse en la movilización, ya sea capacidad en una pierna o en un brazo para apoyarse.
Sin embargo, requieren de la ayuda del personal de enfermería para ejecutar el paso por ejemplo de la silla de ruedas a la cama.
Para esta tipología de pacientes, en la mayoría de pautas de movilización indicadas por terapeutas ocupacionales o fisioterapeutas, se indica que se realice manualmente y en la mayoría de los casos que lo realice una sola persona.
Si se analiza la carga al interior del disco en la movilización de un paciente parcialmente colaborador, hay múltiples estudios que indican que esta carga es alta llegando a valores por encima del límite de tolerancia de la población…
… con el riesgo de padecer microfracturas en los discos intervertebrales, como OWEN-GARG en 1992 y JANG en el 2007.
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4) Después de la baja de una lumbalgia, el trabajador estará curado gracias a los medicamentos y puede asumir el trabajo igual que antes de la lesión.
Cuando un trabajador ha sufrido algún tipo de lesión en la zona baja de la espalda, incluso una lumbalgia aguda, sus discos han sufrido una degeneración.
Por ende, hay una disminución de la tolerancia a las fuerzas que actúan internamente en la zona baja de la espalda al movilizar a un paciente.
El trabajador no está en plena condición para volver al puesto de trabajo con la misma carga física que posiblemente le ha generado el problema.
Sin embargo una vez se les da el alta, vuelven a sus funciones cotidianas de asistencia y movilización bajo el mismo riesgo ergonómico.
La única manera de asegurar que no se vuelva a lesionar es tener un riesgo aceptable.
5) No hay conciencia sobre los posibles daños que pueda padecer nuestro cuerpo cuando se movilizan pacientes.
En sectores como la construcción nos encontramos a trabajadores que denominamos los “Superhéroes”, que creen que las limitaciones de su cuerpo están por encima de las de los demás.
Muchas veces no conocen esos límites que tienen los materiales de los que está compuesto el cuerpo humano y nuestro sistema musculoesquelético, y por ello afrontan el trabajo diario:
- sin el uso de ayudas para levantar a los pacientes,
- o sin ningún tipo de colaboración por parte de los compañeros.
En el sector sanitario y sociosanitario también encontramos a estos “Superhéroes”, que por más formación de uso de equipos, siguen trabajando sin control de sus riesgos, lo que a la larga puede desencadenar en una lesión.
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6) Adquisición de equipos y ayudas menores que nos vende una firma comercial, sin saber exactamente qué requiere la unidad de hospitalización o sin conocer los requerimientos específicos de equipos de la unidad.
No todas las unidades son iguales, ni todos los pacientes necesitan el mismo equipo.
En cuantos centros nos hemos encontrado el almacén o los baños centrales llenos de equipos que no se usan, o bien armarios con arneses, sabanas deslizantes, cuerdas, discos giratorios, etc., que se compraron en algún momento pero que no se han utilizado.
La gran pregunta es, ¿por qué no se utilizan?
Las respuestas pueden ser varias:
- Una de las principales es que se ha realizado una partida de compra igual para todas las unidades, sin conocer los requerimientos específicos de equipos para cada unidad.
- A veces podemos encontrar unidades donde hay 2 grúas que no se usan, porque los pacientes que están en esa unidad no la requieren.
Y sin embargo hay otras unidades que con dos grúas no dan abasto, pero como la asignación de equipos se ha realizado a partes iguales, la grúa inutilizada en una unidad no se traspasa a aquella que lo necesita.
Antes de realizar una petición de equipos es necesario:
- conocer las condiciones de la unidad o área que lo requiere.
- conocer la tipología de pacientes,
- los espacios por donde van a ser utilizados esos equipos…
En muchas ocasiones vemos como hay gruas que no caben por la puerta de la habitación, o por ejemplo camillas de ducha que no se pueden sacar de los baños porque no hay espacio para girarlas.
7) Herencia de mobiliario no adecuado hacia otras áreas o unidades de pacientes menos dependientes, pero que con el tiempo se hacen dependientes.
Pongamos un ejemplo.
A un centro llega nueva dotación de mobiliario, camas ergonómicas, regulables en altura, articuladas, eléctricas…
Y entonces, ¿qué se hace con las camas actuales?
Hay casos en que éstas se traspasan a otras unidades del hospital o de la residencia donde el mobiliario es aun más antiguo, o bien donde se supone que los pacientes son más autónomos.
La realidad nos muestra que con el tiempo los pacientes en un centro pasan de ser autónomos a dependientes en poco tiempo, y aquellos que ayer no necesitaban una cama ergonómica hoy la necesitan.
La disposición del mobiliario además de analizar los requerimientos asistenciales actuales del área o unidad, debe prever los requerimientos asistenciales del futuro.
8) Asumir que el auxiliar de enfermería debe rehabilitar al paciente mientras realiza sus tareas de higiene, curas y asistencia.
Las funciones del auxiliar de enfermería o geriatría son las de asistir al paciente durante su estancia en el hospital o en el centro residencial.
Su asistencia consiste en ayudar a todas aquellas tareas de la vida diaria como:
- levantarse,
- ducharse,
- comer,
- ir al baño,
- acostarse para la siesta,
- cambio de ropas, etc.
Desde fisioterapia se dan indicaciones sobre cómo se debe mover al paciente con el objetivo de mejorar o acelerar su rehabilitación, sin embargo algunas de esas pautas impiden que el auxiliar use equipos de ayuda para la asistencia.
Promover la rehabilitación es absolutamente necesario, pero no por esto se debe ir en detrimento de la salud del trabajador.
Las movilizaciones que requieran el uso de equipos de ayuda no deberían realizarse de manera manual, bajo el argumento de la rehabilitación al paciente si este finalmente no se ayuda.
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9) Equipos o ayudas técnicas obsoletas, en mal estado de funcionamiento sin gestión de mantenimiento.
Es posible que encontremos equipos y ayudas técnicas en los hospitales o centros residenciales, pero muchos están obsoletos.
Ejemplos los vemos por ejemplo en:
- las grúas manuales o de manivela,
- las camas que se han de articular manualmente o con pedal,
- sillones tipo butaca pero con ruedas como si fuesen sillas de ruedas, etc.
El hecho de tener los equipos no quiere decir que el riesgo no esté presente.
Estos equipos deben cumplir las especificaciones técnicas normalizadas, además de verdaderamente ayudar en la reducción del riesgo de lesión en la zona baja de la espalda.
10) Dirección del centro poco comprometida con la gestión de los riesgos, para dar soluciones que deriven desde su responsabilidad y no solamente desde recursos humanos o prevención de riesgos.
Para lograr una efectiva gestión de riesgos ergonómicos en la empresa, es imprescindible que la dirección o gerencia del centro trabaje activamente con RRHH y prevención de riesgos.
Solo de esta manera será posible contar con el apoyo en la toma de decisiones, así como con los recursos necesarios para las actuaciones en la reducción efectiva de los riesgos ergonómicos.
A nivel económico es rentable:
- tener una población trabajadora sana,
- que no esté expuesta a riesgos,
- mejorando la calidad asistencial,
- y por ende la productividad en el servicio.
Una dirección poco comprometida obliga a que todos los esfuerzos que se realicen no progresen a falta de decisiones de continuidad en los proyectos de mejora.
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Hasta aquí estas reflexiones sobre los principales errores en la gestión de riesgos ergonómicos en hospitales y centros geriátricos.
¿Se te ocurre algún otro del que no hemos hablado? ¿Qué opinas de todo lo dicho?
Añade las tuyas a continuación, y recuerda que estamos a tu entera disposición para cualquier consulta que precises.